jueves, 1 de julio de 2010

capitulo 2



Simón es ya un guapísimo chico de 18 años. El joven luce muy atractivo pero su mirada está triste. Se acerca al cementerio. Camina cabizbajo. No mira a su alrededor, va a lo suyo. No le gusta mucho tener gente a su alrededor. Se queda frente a una tumba. La mira con triste.
--aquí estoy…
Se arrodilla. La tumba está bien cuidada. Se nota que van muy seguido. Deja sobre la lápida un ramo de rosas. Se le escapa alguna lágrima.
--Me haces falta…
Está muy triste. Siente una gran amargura dentro de él.
--Mamá te olvidó pero yo nunca te olvidaré… No permitiré que ese hombre ocupe tu lugar…
Acaricia la lápida con amargura:
--Entiendo que mi vieja quiera rehacer su vida… Supongo que tiene derecho pero yo no… No te pienso olvidar… Espero que ese hombre no se meta en mi vida.
Las lágrimas del chico van mojando la lápida del padre. Simón le sigue hablando a esa piedra que protege los restos de su padre.
--Me pregunto si debe estar vida entre otro, si tú ahora me debes estar viendo…
Simón necesita a su padre. Le duele que su vida se haya truncado.
--querías tanto a la vieja… ¿¿qué pensarás ahora que se casa con otro?¿te dolerá?¿lo entenderías?
A Simón le gustaría poder llegar a saber los sentimientos de su padre, sabe si está de acuerdo en que la que fuera su esposa rehaga su vida, si está de acuerdo en que Simón apoye esa boda.

Simón necesita ir al cementerio, luego llega a su casa más atormentado. Su madre lo ve llorando tomando un retrato de su padre. Cielo abraza a su hijo.
--mi amor, si te hace mal… No vayas… No tienes que ir al cementerio.
Pone su mano en el pecho de su hijo:
--tu papá está aquí… Siempre estará vivo en él…
Simón mira a su madre con tristeza:
--¿le quieres?¿aún le quieres aunque sea un poquito?
Cielo sonríe.
--¿cómo podría no quererlo si lo veo en tus ojos? Me recuerdas tanto a él… Fue mi primer hombre… el único hasta que llegó él…
Simón quiere ver a su madre feliz pero mientras que él no ha asumido del todo la muerte de su padre, su madre está enamorada de otro. La apoya pero es algo que le cuesta digerir.
--Es que todo es tan diferente ahora… Yo era una niña cuando me quedé embarazada, ya lo sabes. Tenia 13 años, mi boda parecía mi comunión… Ahora tengo una nueva oportunidad y quiero hacer las cosas bien…
Simón abraza a su madre. Aunque le hubiera gustado que siguieran solos no quiere que su tristeza apague uno de los días más felices en la boda de su madre. A su alrededor todos sus cajas. Están de mudanza. Siempre han vivido ahí. Es un pequeño apartamento al que Simón está muy apegado. A Simón no le hace gracia cambiar de casa…
--Y porque no se mudan aquí…?
--¿aquí?¿¿cómo?
Cielo extiende sus manos señalando el poco espacio que tienen. Sólo dos habitaciones.
--No cabemos… Nico tiene una casa enorme… No creo que te gustaría compartir habitación con tu nuevo hermano…
--¡no va a ser mi hermano…¡ --se queja Simón.
Cielo acaricia la cabeza de su hijo:
--Te voy a pedir un favor… No les digas que eres gay.
A Simón le duele las palabras de su madre.
--¿es que te avergüenzas de mí? Yo no me quiero ocultar.
Cielo se lo suplica:
--Sabes que siempre te apoyé pero no sé si Nico te apoyaría, es no lo ve como algo muy normal. No quiero que te ofenda… además está su hijo… Deja que te conozcan más antes de sepan algo tan íntimo.
A Simón no le gusta que le hagan sentir que es diferente, que tiene un secreto que ocultar pero su madre le suplica y por ella Simón acepta.
--No contar todo el primer día no es ocultar las cosas –dice ella para animarlo.
Simón se siente una persona triste. Una parte de su vida se fue con su padre pero ve a su madre tan contenta que no quiere que nada estropee ese día.

En una gran casa justo a las afueras de la ciudad, vive Nicolás y su hijo Thiago de 17 años. El jardín está decorado para la boda que se celebrará ese fin de semana. Thiago se muestra indiferente, como si le diera igual lo que está pasando o fuera algo a lo que ya estuviera acostumbrado. Padre e hijo tienen mucha complicidad.
--No podrías mostrarte ilusionado? ¡es la boda de tu padre¡
Thiago lo mira con burla
--Si tu cuarta boda… es que contigo no valió eso ni a la tercera va la vencida… ¿porqué tengo que creer que está vez especial? Cuando te canses la dejarás y este cuarto matrimonio tuyo pasará por nuestras vidas como los otros… como si no hubiera pasada nada… A no ser que Cielo sea más lista y te amarre con un hijo…
Nicolás le da una patada en el trasero a su hijo:
--¡más respecto que soy tu padre¡ --dice riendo.
Padre e hijo se miran con complicidad.
--Además Cielo aporta un hijo así que en cierta manera voy a volver a ser padre de nuevo.
Thiago ha sido siempre el consentido de su padre y la idea de que otro chico viva en esa casa no le hace mucha gracia. Está acostumbrado a las esposas de su padre, eso no es algo nuevo pero sí a lo de tener un hermano. A Thiago tampoco le hace gracia la idea.
--No será fácil para Simón, toda cambia para él. Otro barrio, otra escuela… Tienes que ayudarlo… irá a tu clase… como el curso ha comenzado necesitará ayuda.
--¿no es que tiene 18 años?
--si pero ha repetido…
--salió tarado –Thiago con burla.
Nicolás mira a su hijo regañón:
--No es eso… Es que pasó dos años encerrado en sí mismo cuando murió su padre, por eso se ha atrasado… tienes que ser paciente con él.
--Yo también lo pasé mal cuando la vieja se fue con su secretario y no por eso dejé de estudiar…
--pero tu madre está viva…
--si claro… me escribe una postal cada vez que está en un sitio nuevo –dice reproche.
Pero Thiago siempre está alegre, no permite que su padre, que nadie entre en su corazón.

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