miércoles, 7 de julio de 2010

Capitulo 17


Feli se encierra en la cocina. El hombre se queda tumbado en el sofá viendo la tele. Feli pone la comida en el fuego. Mira hacia la ventana. Suspira. Tiene una sonrisa en los labios y el nombre de León le sale sin pensarlo.
--León, León –va suspirando.
En algunas momentos tiene instantes de lucidez.
--¡no puedo estar pensando en él de esa manera¡
La atracción sexual que está naciendo dentro de ella hacia un chico 40 años menor que ella la asusta mucho. Aunque quisiera poder evitarlo no puede dejar de pensar en León. No escucha los gritos de su esposo.
--Feli estás pendiente de la comida? ¿Feli?
Feli no sólo no escucha los gritos sino que no se da cuenta que el humo está inundando la cocina. Juan Víctor entra al rato.
--¿¿pero qué haces?
Le sorprende ver la comida quemada y a su esposa mirando por la ventana como si no pasara nada.
--Feli… ¡¡se te ha quemado la comida¡
--¿¿qué como? –dice ella distraída.
El hombre saca la sartén del fuego:
--¡¡lEso digo yo… ahora qué comemos… ¡¡los chicos van a venir¡
Feli se enfada consigo mismo. No quiere que el estar pensando en León arruine su vida familiar. Se pone muy nerviosa.
--¡¡es que soy una inútil, no sirvo para nada¡
Juan Víctor cree que está así sólo porque quemó la comida. No sabe que lo que le preocupa a la mujer que fue por pensar en otro hombre.
--Es que ni siquiera es un hombre –se reclama así misma-- ¡¡es una niño¡ ¡¡un niño¡
Feli no entiende los sentimientos que le despierta León, porque no se puede sacar al adolescente de la cabeza. Juan Víctor es cariñoso con su esposa. La besa en la mejilla aunque ella lo esquiva.
--No te preocupes –le dice él.
Agarra su celular que tiene siempre en el bolsillo.
--le hablo al restaurante de abajo para que no traigan la comida y no pasa nada…
Feli sigue ausente, preocupada. Juan Víctor es cariñoso con ella porque cree que es por lo que ha pasado.
--Ya olvida lo que ha pasado… limpia todo esto y pone la mesa…
El hombre le da un beso en la mejilla. Feli se queda sola. El rostro de León se le repite en su mente una y otra vez.
--¡¡ya basta ya¡ ¡¡Basta… céntrate¡ --se dice así misma.
La llegada de sus hijos la anima y hace que se concentre un poco pero mientras pone la mesa piensa en León, en su sonrisa coqueta. En su cuerpo dejando atrás al niño para convertirse en un hombrecito.
Llaman al timbre.
--¡¡ya voy yo¡ --dice Juan Víctor—debe ser la comida.
El hombre entra con la comida a la cocina para que su esposa la vaya poniendo en los platos. Se sorprende al verla suspirar con una sonrisa, pensando en León.
--¿estás bien? –pregunta sorprendido.
Feli se sofoca. Le da mucho miedo que su marido pueda llegar a saber lo que se le está cruzando por la mente. De nuevo van llamando al timbre.
--¡¡ya llegan los chicos¡ --dice la mujer
Es Juan Víctor quien va a abrir.
La primera en llegar es María Esperanza con su familia. Juan Víctor saluda a su hija y a su yerno. Hope y Jaime besan a su abuelo. María Esperanza es la única que ayuda a su madre. Los demás se quedan en el salón. Y llega el que faltaba. Los pequeños Samuel y Alicia llegan como una revolución. Los niños sólo ven a sus abuelos una vez al mes y están muy contentos. La familia los recibe con mucho cariño. Tras ellos su padre, muy pendientes de ellos. Muy amoroso. Juan Víctor y su hijo se abrazan con mucho cariño.
--Nunca entenderé como dejaste escapar a una mujer como Clara…
Salvador mira hacia atrás. Mira a su padre y lo regaña:
--¡¡papá que estoy casado y tiene un hijo¡
Juan Víctor no le hace caso. Sigue hablando.
--Jazmiín podía ser tu hija…
--¡No seas exagerado¡ ¡ni que yo fuera un viejo¡
--Te dejaste tentar por la carne… Clara era una gran mujer…. Jazmiín no te puede hacer feliz.
Salvador no dice nada porque en el fondo sabe que su padre tiene razón y que lo único que siempre lo ha unido a su actual esposa es el sexo pero ahora todo ha cambiado.
--Salvita merece que haga un esfuerzo por querer a su madre –dice Salvador.
Padre e hijo se callan cuando se dan cuenta que Jazmiín, con su bebé en brazos, está tras ellos. La joven se muestra como si nada. Su único error ha sido amar a un hombre mayor que ella. No ha sido honesta en la relación porque se embarazó en contra de la voluntad de Salvador para tratar de hacerse un lugar en la familia pero nunca la han considerado uno de ellos. Se siente una extraña. Feli y Juan Victor ejercen de felices padres y abuelos. Les encanta estar con toda su familia. Salvador es el primero en irse.
--¡¡es que tengo que llevarle los niños a Clara¡
Se le nota ansioso. Tiene ganas de ver a su ex mujer. Su padre se da cuenta. Sabe que aún no ha olvidado a su esposa. Salvador no le aguanta la mirada al padre que le reclama que por su mala cabeza haya perdido a la mujer de su vida. A Jazmiín le molesta quedarse sola pero pero no imagina que, teniéndola a ella, su esposa pueda pensar en una mujer mayor. María Esperanza ayuda a su madre a recoger la mesa.
--¡Yo las ayuda¡ --dice Jazmiín.
--No, no hace falta –dice Feli—cuida de tu hijo.
La mujer es educada pero distante.

Al cabo de un rato, Juan Víctor se tumba en el sofá. Feli se queda sola en la cocina con todos los platos por lavar. Ha pasado la tarde tranquila pero ahora de nuevo a solas León ocupa todos sus pensamientos. Aún le queda un día hasta el lunes que pueda volver a verlo.
--¡¡Es una locura¡¡ ¡una locura¡
Se escandaliza la mujer por estar suspirando por uno de sus alumnos.

Simón y Thiago están desnudos en la cama. Se han relajado por el mal rato que han pasado haciendo el amor. Están los dos de lado. Se miran. Se toman de las manos.
--¿qué va a pasar si Tacho habla?
Simón lo besa.
--No quiero hacer daño a nadie pero lo que más me preocupa es que sea feliz.
--Siempre podemos decir que no es verdad.
--Yo no creo que pueda mentir en eso. No podría negar el amor que siento por ti. ¿y tú?¿No estás dispuesto a luchar por esto?
Thiago dice que sí pero nada convencido. Simón prefiere no pensar y disfrutar de lo que están viviendo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario