En la noche, Feli corrige una redacción de León, se ruboriza pensando en los calzoncillos del chico, en su cuerpecito.
--¿¿¡qué te está pasando? ¡¡Es un niño¡
Siente celos de la manera en la que se ha expresado de Melody.
--Es un hombrecito y con las hormonas revueltas…
Ella misma se recrimina que esté viendo a su alumno como hombre.
--¡¡pero qué te pasa chica? ¿¡¡eres bruta o qué?¡ --se dice así misma-- ¿no ves que es imposible lo que piensas? Él nunca te haría caso y aunque así fuera… ¿¿qué esperas que él te pueda dar?
Feli suspira. Cada vez le cuesta más dejar de pensar en León:
--es tan simpático. Se ve buen chico.
Le cae bien. No quiere aceptar el fuego que la está consumiendo, que si él quisiera le gustaría que se olvidaran de todo y que cumpliera con ella todas sus fantasías. Se levanta. Está ardiendo, como siempre que el fuego de León amenaza con quemarla busca a Juan Víctor. Éste está en la ducha. Se alegra al ver a su esposa abriéndolo los cristales. Él siempre está dispuesto.
--Ven, vamos… qué te voy a dar lo que más te gusta, voy a hacerte feliz una vez más…
Juan Víctor se siente tan seguro de su hombría que le parece imposible pensar que su esposa piense en otro. Feli se muestra desnuda ante su esposo, los dos desnudos en la ducha. El hombre se da cuenta que aunque esté poseyendo el cuerpo de la mujer ni su alma ni sus pensamientos le pertenecen ya a él.
--No sé que te habrá pasado pero me encanta –jadea él.
Hacen años que no hacen el amor en la ducha, hace años que no tenía una vida tan activa y Juan Víctor se siente contento. No sospecha del deseo que tortura y consume a su esposa.
Comienza un día más, para Fer es una alegría estar en clase. Pasar la mañana al lado de León. Se le pasa volando. No atiende mucho a clase porque generalmente se la pasa mirando al chico que es además su compañero de pupitre.
--¿vamos? –le pregunta León.
--¿a dónde? ¿faltamos a clase? –le pregunta Fer sorprendido aunque siempre dispuesto a seguir a su amigo.
León le pone la mano en los hombros.
--¿¿en qué estás pensando? Ni que estuvieras enamorado –le dice con ironía.
Fer se pone excesivamente nervioso.
--¡¡no claro que no¡
A León le sorprende que su amigo se haya enfado.
--Si era broma… Ahora nos toca gimnasia…
A Fer le cambia la cara… es su clase favorita.
En la última hora, el curso de León hace gimnasia. Fer es el amigo más fiel. No es nada bueno en los deportes, más bien torpe aunque León siempre está ahí para enfrentarse a quien se ría de su amigo. Lo que más le gusta a Fer son las duchas. Ver a todos su compañeros desnudos es algo que le gusta mucho, en especial a León. Están los dos el uno al lado del otro. Fer ve como el agua y el jabón cubre el cuerpo totalmente desnudo de su amigo. Está totalmente encendido. Siempre se ducha con agua totalmente helada para tratar de controlar una posible erección que ponga de manifiesto sus sentimientos.
--¿¿cómo te puedes duchar con un agua tan fría?¿cómo lo soportas? –le pregunta León mientras pasa las manos por su torso, sus genitales.
Fer está al borde del colapso. No lo escucha. Lo está mirando fijamente. No pierde ni un segundo de sus movimientos, no hay ningún milímetro del cuerpo de su amigo que no recorra.
--¿¿qué miras, Fer?¿porqué me miras de esa manera?
Fer se ruboriza.
--No te estoy mirando de ninguna manera.
León hace ver que cree a su amigo aunque en realidad sospecha lo que le está ocurriendo pero prefiere ignorarlo..
En las tardes, cuando no tiene clase, León se la pasa en la biblioteca del centro haciendo los deberes. Así está más tranquilo. Jaime va principalmente porque así tiene una visión general de los chicos de la escuela y puede estar pendiente para seguirlos al lavabo. Aunque le gustan todos, León le gusta mucho.
--tiene un culo bonito –dice para sí mientras lo está mirando—así pequeñito pero bien formado.
León luce jeans bien estrechos.
--Así se le ve mejor el culo.
Jaime no le saca los ojos de encima a León deseando que vaya al lavabo y sino él algún otro guapo aunque hay ninguno que le llame la atención. Uno de los amigos de León no está nada mal (aunque le gusta más León) Pasa por detrás de León que está concentrando haciendo sus ejercicios. En las dos ocasiones que pase el amigo le da un golpe, de broma, en la nuca a León. Aunque no siente nada que no pueda sentir por otro, a Jaime le gustaría ser amigo de León. Todos sus amigos son feos, le gustaría tener un amigo que le complaciera en todo y si es guapo mejor. León se va junto a su amigo aunque luego en la entrada se separan. Jaime lo había visto a León ir por el lado contrario a donde pasa él pero ese día ¡va por el mismo camino¡ Eso es algo que toma de sorpresa a Jaime.
--No puede vivir en mi barrio… ¿dónde irá?
León camina muy deprisa y a Jaime le cuesta seguir su ritmo para no perderlo de visto. Se está acercando a su barrio. Justo en el cruce de 3 caminos. Uno va hacia su barrio y los otros dos lo van alejando del barrio. León llega tarde y va corriendo. Jaime corre, no quiere perderlo de vista y teniendo en cuenta que es de noche eso le cuesta aún más. En ese preciso instante se despista ya que ha visto a un chico árabe que le gusta mucho.
--¡¡sí es el macizo de los moros¡ --dice para sí.
A Jaime se le van los ojos hacia ese otro chico y se olvida de León.
--Se ha cortado el pelo… Me gusta más con el pelo más largo…
Pero igualmente le gusta mucho. El árabe le saluda. A Jaime le gusta.
--Ojalá pudiera tener algo con él.
El árabe pasa de largo y Jaime se gira para verle el trasero. Lleva unos jeans negros. El chico tiene un culo pequeñísimo, los pantalones le hacen muchas arrugas.
--No está mal…
Luego reacciona.
--¡¡hostia¡ ¡¡que lo ha perdido¡
Ya no hay ni rastro de León. Se ha quedado con las ganas de verlo. No sabe cual de los 3 caminos ha tomado. Vuelve a su casa resignada. Es fin de semana espera encontrar algo interesante en la calle cuando salga.
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